Dakota & Dave

Dakota es tan dulce como los pasteles de naranja que prepara para desayunar. Jared se enamoró de ella por eso, o tal vez por sus besos que a veces saben a matequilla de cacahuetes y otras a zumo de limón. O por que le gusta hacer el amor con una máscara de martes de carnaval. Ella es especial, no hace falta mas que verla para comprobarlo. Quizá por el lunar de su cuello, que a veces parece un corazón, otras un pájaro o una mariposa; o por sus vestidos blancos de domingo, o por el bote de galletitas saladas que guarda bajo la cama y le gusta saborear por las mañanas. Dakota tiene una voz muy dulce y siempre canta canciones a mediodía, canciones que suenan a brisa y a arcoiris. El sabe que no podría vivir sin Dakota, sin su olor a algodón de azúcar y a chocolate caliente. Dakota es dulce pero nunca empacha. A Jared sus besos siempre lo dejan con un regusto a azúcar morena y ganas de mas. Pero ella le da lo justo, nunca con excesos. Como la primera vez que la besó encima de la lavadora y sus labios sabian a pastel de naranja recién hecho. Dakota lo lleva en un vuelo a veinte mil pies de altura de la tierra en un cielo de cometas de colores. Y Jared, chico de ciudad, acostumbrado a los dias grises y al sucio asfalto, con Dakota cree vivir en un eterno martes de carnaval.